Paseo por St kitts (Giovanni)

Hacia tiempo que no paseaba por el puerto. Siempre me habia gustado pasear viendo las fragatas y naves que habia amarradas alli. El aire se llenaba de sal por el agua del mar. Del brazo enganchada a mi doncella, caminabamos observando como los marines amarraban barcos, soltaban cabos y todas esas cosas a las que se dedicaban.

Sonreia ya que estaba contenta de andar por alli, hacia tiempo que no lo hacia, desde la muerte de mi madre. Mi padre ya no salia casi nunca de casa, y era el, el que siempre me llevaba de paseo por alli.

Permanecía sentado, observando a la gente pasar. Una chica, llamó mi atención. Sonreí de medio lado mientras me levantaba. El puerto, como siempre lleno de marineros, incluso piratas como yo, que en secreto, hacíamos nuestros negocios, o simplemente nos emborrachabamos. Giovanni, ese era yo, pirata algo buscado, por saquear algunos barcos comerciantes ingleses. Pero, yo vestía bien, y eso, distraia las miradas, y me tomaban por un simple noble o alguien bien adinerado.

Me acerco a la mujer que pasa, y sonreí de medio lado al estar cerca de ellas:

-Bon Giorno, bella doncella, ¿que os trae por el puerto, si no es mucha molestia? - pregunté con un marcado acento italiano.

Danbry, mi doncella de raza negra, me apreto el brazo al ver que un hombre se acercaba a nosotras. El iba bien vestido, con una corbata y camisa impecables. Sonreia de medio lado y su acento italiano me engatuso. Me pare en ese momento

- Buenos dias milord. Mi doncella y yo solo paseabamos. Nos gusta el olor a mar. Hemos sido una molestia para usted? - Pregunté

Asentí ante su respuesta, manteniendo mi sonrisa.

-Entiendo, pasear por esta zona para usted, bella dama, no debiera resultaros agradable, tanto marinero suelto... podrian, no sé... - suspiré, mientras tomaba su mano y la besaba con una reverencia algo exagerada, pero cortés. -Il mio nombre es Giovanni, ¿y el vueso, milady? - sonreí, aun con su mano tomada.

El caballero cogio mi mano y la beso delicadamente. Esos labios eran suaves y tiernos. Algo se estremecio dentro de mi. Corriendo separe mi mano de la suya y recogi un mechon de pelo que caia sobre mi frente. - Mi nombre es Gabrielle Demming, y esta es mi doncella Danbry. - La mire a ella que todavia estaba con expresion miedosa - Tiene razon señor, no es seguro para nosotras, deberiamos irnos ya.

-Un placer, dama Gabrielle - sonreí, para despues observar a la doncella y asentir, dedicandola una sonrisa tranquilizadora. -No, tranquila, no os harán nada si estoy yo cerca, os lo prometo - aseguré. -En parte, llevo el control de una parte de ese muelle, asi que... - añadí poco despues.

Me acerqué a ella algo más, permitiendola ver aun mejor mi rostro, para luego, sonreir calidamente. -No he podido evitar escuchar que gustais de la mar, ¿eso es cierto? Pues porque poseo un barco, y, tal vez os gustaria verlo - sonreí de medio lado.

- Señor, usted realmente piensa que entraria en un barco con un tipo al que ni siquiera conozco? Sabe usted lo que podria dañar mi reputacion si alguien se entera de algo como eso...? - Pregunte con las manos puestas en mis caderas como en jarras. - Me encantan los barcos, es cierto pero no podria aceptar su invitacion muy a mi pesar. - Agache la cabeza porque queria verlo.

-Es a su decisión, dama Gabrielle, anteponer su reputación, a sus gustos, no es bueno, creame, se de lo que hablo - sonreí de medio lado mientras me encogía de hombros. -Pero como gusteis, mi oferta seguirá en pie - añadí.

Giovanni hablaba con un profundo acento italiano, aun no se le había ido.

Arque una ceja pensando que debia hacer, el deber se anteponia al deseo como siempre. Pero una vez estaba dispuesta a arriesgarme. - Danbry, esperame en el carruaje, volvere en unos minutos - Ante la respuesta en negativa de la doncella, convenci para que se marchara, entonces me volvi hacia el caballero Giovanni - De acuerdo, estare encantada de pasar unos minutos en su barco. Pero tiene que ser breve milord.

-Seré tan breve como usted guste, milady - le ofrecí mi mano para guiarla, con aquella encantadora sonrisa que me caracterizaba. -Acompañeme por favor - una vez ella decidió acompañarme, la guié por el muelle tranquilamente, hasta finalmente, arribar a un enorme galeón, de construccion profesional y madera fuerte. La herencia de su padre, por decirlo de alguna manera. -Bienvenida a mi navio, dama Gabrielle

Con la boca abierta me quede ante tal navio, de madera maciza. Una mano estirada toque la madera que formaba una barandilla por la que la gente podia agarrarse para subirse al navio. Era suave y bien hecha. - Es precioso señor. - No podia evitar acariciar esa madera. Estaba lleno de gente correteando por todos lados, atando cabos. - Piensa navegar pronto señor? - Pregunte curiosa ante la prisa de esa gente.

Sonreí orgulloso, mirandola fijamente contemplar su navío. -La nave se llama L'angelo del mare - la observé. Mis hombres, sin duda ex-soldados, fieles y respetables, miraron a la mujer, algunos comentaron por lo bajo, pero otros siguieron trabajando. -Si, posiblemente viajemos pronto - comenté. La miré seriamente y ladee la cabeza: -Sabe, nunca he apreciado a la nobleza, tantas riquezas, y tanta gente sufriendo por el hambre... - suspiré, mirandola seriamente.

Desvie mi mirada para fijarla en aquel hombre que estaba situado a mi lado. Me miraba tambien fijamente a mi, algo en el me atraia pero intentaba resistirlo lo maximo posible. Apesar de mi edad, nunca habia tenido ninguna experiencia con ningun hombre. - Me encantaria tener mi propio barco y navegar... - Pero me quede en seco sin habla cuando dijo que no apreciaba a la nobleza. Habia creido que el era un noble o un conde que disponia de su propio navio pero entonces... - Señor, que quiere decirme con eso? No es acaso usted un conde?

-Giovanni Auditore es mi nombre, señorita, y mi nombre, creo que ya tiene su precedente, y su historia - dije deshaciendome de mi tocado, clavando mis ojos en ella. -Y tranquila, no está aqui ni para ser secuestrada, ni nada similar, tiene mi palabra - avancé por el barco en silencio. -La odio, porque en Italia, nobles mataron a mi familia, esto, es el legado de mi familia, lo único que me queda... - expliqué. -No lo robé, era mio por legado... - me giré mirandola. -Sabrá pues, ¿qué es lo que hago, no?

Me quede parada por un momento encima del barco. Sabia que no se proponia secuestrarme, o eso es lo que yo queria creer. Pero decirme que nos odiaba. - Señor, yo no tengo culpa de nada de lo que pasara en su pasado para que me condene. - Camine para acercarme a el mientras caminaba hacia delante - Se perefectamente, usted es un pirata... seguro que se encarga de engañar a la gente para robarles sus riquezas.

-No, ya lo sé, simplemente lo comentaba - la miré de reojo y sonreí. -No, no engaño, robo, saqueo, pero no matamos, mis hombres y yo tenemos un codigo moral, 50% para nosotros, y el resto para la gente que lo necesita en verdad - dije seriamente. -No matamos sin buenos motivos, ¿verdad?

Algunos de mis hombres asintieron, otros no dijeron nada por las tareas que estaban desempeñando. -He, oido lo que has dicho antes, y, por hacerte un favor, y porque creo que te gustaria, ¿qué te pareceria venirte de viaje? Nada de saqueos, botines, cosas asi, ¿te parece bien?

Sonrei ante la idea de un pirata bueno, honrado, que daba algo de sus ganancias a gente que lo necesitaba, algo no, la mitad de su motin. No podia todavia hacerme a la idea. - Viajar? Con usted? Estaria orgullosa de viajar de nuevo pero... no puedo permitirme ser vista con un pirata. Sobre todo sabiendo que usted tiene mala fama. - Lo pensaba, le daba vueltas en mi mente, sentir el aire dandome en la cara de frente de nuevo no tenia precio pero siempre habia deberes que cumplir - Señor Auditore, tendria tiempo para poder pensarlo?

-Tendrá tiempo, pero no me llame Auditore, renuncié a ese apellido hace mucho, mi apellido es Firelli, ¿vale? - sonreí de medio lado. -Usted verá que hacer, nosotros partiremos en tres días, cuando hayamos repartido el botín por la zona, tiene tiempo de sobra - aclaré. -Aun asi, agradecería alguien mas dispuesta a echar una mano - comenté.

- De acuerdo señor Au... Firelli - Suspire porque no podia imaginar estar dias cerca de aquel hombre tan imponente y con ese acento italiano. - Espero tenga paciencia conmigo, tengo que meditar mucho las posibles consecuencias, que usted bien sabra, tendria al viajar con un pirata como usted. - Era una mujer arriesgada y aventurera, pero no sabia que tipo de reaccion tendria mi padre si me fuera. Odiaba como se comportaba conmigo desde la muerte de mi madre. Seria un buen merecido, dejarlo por unas semanas. - Señor Firelli - me acerque un poco mas a el - podria acompañarme de vuelta a mi carruaje?

-Capito - dije dando a entender que la comprendía. En cuanto me pidió que la acompañara, sonreí de medio lado, tomandola de su mano con suavidad y comenzando a caminar. -Sin problemas, venga - sonreí. -Y comprendo que deba esperar, y tranquila, esperaré, esperando una buena respuesta - bromeé mientras caminaban. -Y tranquila, la prometo tener protegida, tanto de lo que encontremos, como de lo que sea

Agarro mi mano y caminamos hacia el carruaje que me esperaba a la entrada del puerto. Su contacto me ardia en lo mas profundo, no estaba acostumbrada desde luego - Estoy segura de ello. Pero señor Firelli, tambien me protejera usted de si mismo? - Dije sonriendo mirandolo fijamente a los ojos

Sonreí ante sus ultimas palabras, divertido y a la par cálidamente:

-La protegeré de mi mismo si asi usted desea - dije con mi habitual sonrisa.

Asenti sin contestar, caminamos hasta mi carruaje donde paramos en seco y me puse frente a el. - Señor Firelli, pronto tendra noticias de mi decision. - Me incline para hacer una reverencia.

Sonreí, y me incliné igualmente que ella: -Espero que esa decisión no tarde mucho en ser tomada- dije mirandola fijamente, para despues observar el carruaje en silencio.