Paseando por el parque (libre)

Sali a dar un paseo por el maravilloso parque de la ciudad, que estaba hermoso en aquella epoca del año, decidí vestir algo poco ostentoso para no llamar demasiado la atención entra los demás paseantes. Aunque habia salido sola de palacio sabia que tendria por lo menos a un par de guardias vigilandome en la distancia, algo que me incomodaba bastante.

No habia mucha gente y eso e gustaba, me hacia sentir libre todas esas reuniones y reuniones con duques nobles, etc , etc.

Estaba desesperada... Llevaba dos días sin vender ni un miserable panecillo y sentía que mi estomago se removía, pidiendo alimento. No tenía dinero para comprar harina y tampoco podía amasar aunque fuera para comer yo... ¿Por qué mis padres decidirían comprar un local en vez de poner un puesto en el mercado? Todo el mundo iba al mercado pero en cambio, ¿quién iba a esa miserable callejita oscura?

Me cubrí con mi vieja capa mientras paseaba por el parque; de esa manera ocultaba mis vestimentas de panadera, llenas de manchas de harina. Ví a una mujer bien vestida que caminaba sola y me acerqué a ella.

- Señora, ¿podría darme algún penique? Hace dos días que apenas como nada...

Me quedé perpleja ante aquella pobre mujer y aunque yo solia ser lo suficientemente fria como para no ablandarme con eso, sabia que nadie merecia tal vida, asique después de sopesar las opciones saque de mi pequeña bolsita, unos cuantos peniques, y se los di mirándola piadosamente.

Espero que esto le sirva de algo- dije tiernamente.

Observé con gesto de sorpresa cómo la mujer depositaba algunos peniques en la palma de mi mano. Los miré con atención y los conté con el dedo índice de la otra mano. ¡Cinco peniques! ¡Me había dado cinco peniques, casi medio chelín! Alcé mi rostro hacia ella, era muy hermosa pero no sabía si ella misma era consciente de la cantidad de dinero que me había dado. Con ese dinero podría comprarme un saco de harina para seguir haciendo pan y seguramente algunas patatas y coles...

Metí las monedas en el bolsillo de mi delantal y cogí la blanca mano de aquella señora al tiempo que la miraba a los ojos.

- Muchas gracias, señora, que Dios la bendiga a usted y a toda su casa...

Me clavo sus ojos en los mios, y e pillo desprevenida, la gente no solian hacer eso. No hace falta dar las gracias, de todos modos. Cuando la mujer cogio mi mano enseguida llego uno d elos consejeros de mi padre, Lexie por todos los santos, que haces hablando con ella, te ha hecho algo dijo con cara de preocupación.

Karl, estoy bien vete!!! he venido aqui a pasear sola no a que me vigile nadie. dije haciendole un gesto de que se fuese, y cuando se movio un poco le di la espalda descaradamente.

Disculpalos, son demasiado alarmistas.- dije exculpandoles.

Un hombre se acercó rápidamente hacia donde estábamos y le pregunto a aquella dama si yo le había hecho algo. Inmediatamente la solté y dí un paso hacia atrás, no quería tener problemas con la justicia y por lo general, cuando veían a alguien con aspecto deshilachado y pobre como yo, se lanzaban pensando que estabas robando. Y yo había hecho y hacía muchas cosas por dinero, pero nunca robar.

La dama le espetó a aquel hombre con gran autoridad y decisión, disculpándose por su comportamiento, pero yo ya no sabía qué hacer. Haciendo una inclinación de cabeza, dije:

- Lamento haberla molestado, gracias de nuevo, ya no interrumpo su paseo...

Y me dispuse a irme.