Esperando visita (Libre)

Sebastian entró en la sala de visitas con su carro donde preparaba el té. Estaba sentada en mi sillón rojo con un ligero vestido de verano color coral. Era un día soleada y los rayos iluminaban vivamente la sala.

-Que hora es, Sebastian?-pregunté mientras cruzaba las piernas lentamente.

Sebastian sacó el reloj de bolsillo del bolsillo de su chaqueta negra.

-Las cinco y media, joven ama.-dijo volviendo a guardar el reloj.

-Bien.

-No creo que esa postura sea adecuada para ella, joven ama. Esta mal visto en las muchachas.

-Esta es mi mansión y haré lo que quiera. Tengo mis propias reglas.-dije soltando un largo suspiro.

Me dirigía hacia la mansión Phantomhive en un carruaje. Paramos delante de la puerta de entrada. Salí con las manos en los bolsillos. Detras de mi estaba Daniel, mi mayordomo.

-Aquí es.-dijo él.

-Vaya, vaya, vaya... Bonita mansión para una chica de 17 años... - dije contemplando la mansión. - Llama a la puerta.

-Sí, señor. - Daniel golpeó la puerta. Mientras, yo seguía mirando los alrededores. Era un lugar muy grande con una entrara cubierta de cesped.

Alguien llamó a la puerta ya que el golpe resonó por toda la casa.

-Iré a abrir.-dijo Sebastian.

Me levanté y miré por la ventana. Era un muchacho bastante joven, quizás de la misma edad que la mia. Estaba acompañado de otro chico con uniforme. Alguien importante era, seguramente. Volví a sentarme en mi sillón rojo, esperando la visita inesperada.
Sebastian abrió la puerta y dejó entrar a los dos visitantes. Les guió hasta la sala donde estaba yo.

Un hombre nos abrió la puerta.

-Soy... El marques Allen Walker...-dije con una sonrisa.-Este de aqui es mi mayordomo, Daniel.

-Encantado, señor.-dijo él.

El hombre nos guió hasta una sala muy iluminada y ventilada. Era una especie de despacho. Entré sin dudar y me senté en el sillón libre que había en frente de la que se sentaba una joven rubia. Daniel se puso a mi lado.

-Me llamo Allen Walker. Marques de Edinburgo. - dije con una sonrisa.

Sonrei cuando se presentó.

-Sebastian, puedes preparar el té? Gracias.- Sebastian asintió y volvi la vista hacia Allen. - Ya veo... Y que hace el marques de Edinburgo en Londres? Te has mudado aqui?

Sebastian nos dio dos tazas blancas decoradas con flores azules. La cogi y tome un sorbo.

-Espero que le guste el té negro, señor Walker-dijo Sebastian.

Tomé el té que me ofreció el mayordomo de la casá.

-Sí, me gusta.- dije antes de darle un trago.- Mis padres me enviaron aquí para estudiar... Pero al final me quedé aquí por puro capricho. Quería alejarme de ellos. Me presionaban a estudiar. Que tal lleva su negocio familiar? - pregunté con una sonrisa burlona. Por fin habia conocido a la heredera de esa compañia y no podia creerme que no hubiera derrumbado en manos de una chica como ella. - Supongo que estarás ocupada.

Le miré y dejé la taza en la mesa de mármol. Di un pequeño suspiro y respondí a sus preguntas.

-Pues lo llevo muy bien, gracias por preguntar. Y no, no me lleva mucho trabajo. Ya sabe, uno se acostumbra. - miré a Sebastian y luego a Allen. - Bueno... Y para que a venido aqui? Tiene algo que pedir o negociar? - pregunté algo extrañada. Sebastian entró en la sala con un pastel recien echo. Lo dejo en la mesa y dejo dos platos pequeños y dos tenedores de plata.

-Aqui tienen el pastel de manzana. Que lo disfruten.

-Gracias Sebastian.

El mayordomo trajo un pastel recien sacado del horno. Le sonrei en modo de agradecimiento y volvi a mirar a Alice, que me habia preguntado a que habia venido.

-Solo habia venido a conocer a... la famosa Phantomhive. Ese nombre esta muy manchado, señorita Alice. Cuantos pseudonimos has cargado y con cuantas familias has acabado, Alice Phantomhive? - pregunté friamente, algo mas serio que antes.

-Señor Walker...- intervino Daniel. - No creo que deberia decir eso...

-Esta bien, Daniel... No se lo tomara mal.-dije con una sonrisa burlona.

Le clavé una mirada fría cuando me preguntó eso.

-La verdad es que bastantes... Pero ya sabe... Si algo se interpone en su camino, hay que deshacerse de ellas. Yo lo hice dejandolos en la ruina. Y los pseudonimos... Son una de las muchas cosas que intento ignorar.

Sebastian me miró en plan "Quiere que me deshaga de él?", pero negué con la cabeza. Sebastian cortó la tarta con un cuchillo sin punta y los sirvió en los platos.

El mayordomo sirvió el pastel. Sonreí friamente por sus respuestas.

-La avaricia acabará con ella, señorita Phantomhive. Yo no me arriesgaria tanto. - dije cogiendo el tenedor, y empezando a comerme la porción de pastel. - Un solo error la llevaría al vacío. - la miré a los ojos. - No cree, señorita? - me fijé que tenía las piernas cruzadas y abri la boca de nuevo para hablar. - Esta mal visto estar con esta postura en las ladys de ahora, señorita Phantomhive. - dije burlon.

"Avaricia?", pensé. Reí incredula por lo que habia dicho. Habló sobre mi postura y cambié de pierna y las crucé de nuevo.

-Señorito Walker... - dije haciendo una breve pausa, para dejar de nuevo la taza en la mesa. - No creo que usted tenga el derecho de decirme nada en esta casa. - dije con la misma mirada que lo hacia el, burlona. Cogi el tenedor y me lleve un trozo a la boca.

-Es de su agrado, joven ama? -preguntó Sebastian. - Esta vez corté las lonchas de las manzanas mas finas.

-Claro, esta muy bien.- dije despues de saborearlo.

-Tampoco e dicho que tenga ese derecho. - dije intentando escabullirme de la situación. - Solo... Decia la verdad.

El mayordomo le preguntó sobre el pastel y volvi a sonreir friamente.

-Parece que usted es una chica de caprichos... Todo lo que sale de su boca se cumple. No es eso cierto? Seguramente al conseguir una personalidad como la suya a tenido que pasar por un gran sufrimiento, si no me equivoco. - bebi de la taza de nuevo y la mire para que me respondiera.

-Lo mismo diria de usted, señor Walker. Se ve que a crecido entre puros caprichos y deseos. - despues volvio a cambiar de tema, sobre mi pasado. Algo me hizo enfurecer y me le clavé una mirada asesina. Mis ojos ardían. -Esto es un aviso, marques Walker. No se le ocurra mencionar nada sobre ese incidente que veo que usted conoce a la perfeccion o usted y su mayordomo se las tendrá que ver con Sebastian, como han echo las demas familias con las que e acabado. - dije friamente.

Me miró como si me fuera a matar sobre lo que habia comentado anteriormente y la escuché con atención, con los ojos cerrados.
-Esta bien. No diré nada más sobre usted. - dije tranquilamente, con una leve sonrisa. Me levanté del sillón y volvi a guardar las manos en los bolsillos. - Mire... No quiero llevar ninguna enemistad con usted... Porque sabria como seria mi final. Siento haberles molestado. A sido una hora del té bastante agradable. Daniel, nos vamos.

Daniel asintió y abrió la puerta. Caminé hacia ella y me paré en seco. Di media vuelta y la miré.

-El pastel... Buenisimo. - murmuré, como si solo se lo dijera a ella. Sali de esa sala junto a Daniel.

-Lo entiendo... Es algo normal.- dije acabandome la taza de té. Allen se fué y comentó algo sobre el pastel de manzana de Sebastian. Sonreí ironica y deje que se fuera.

-Era... Un muchacho atractivo, no cree?- dije mientras me servía otra taza de té. - No puede negarlo, joven ama.

-Tch. Callate Sebastian.

-Lo e visto en sus ojos... Como lo miraba.-dijo acabando de servirme el te y ofreciendomelo.

-En serio Sebastian, este jueguecito me esta cansando.

-Si, my lady...

Oi la conversacion al lado de la puerta abierta, donde no me puedieran ver. Sonrei por los comentarios. La verdad es que ella tampoco esta mal...

-Señor, cuando pensais iros? - me susurró Daniel, algo asustado por esa situación.
-Cuando yo quiera. - protesté, tambien de un susurro. - Quiero divertirme un poco.
-Pero...
-Shh...- volvi a apoyarme en la pared.

Cuando Sebastian y yo acabamos de hablar, oi unos susurros detras de la puerta. Mire a Sebastian con la intención de que fuera a ver y volvi a acomodarme en el sillon.

Sebastian se asomó aún con la bandeja en las mano y vió a Allen y su mayordomo. Sonrió y salió de la sala.

-Señor Allen... Si quiere puede quedarse más en la mansión... No tiene porque esconderse aqui.-dijo Sebastian.

Rei por lo bajo y volvi a entrar en la sala donde estaba Alice.

-Bueno, bueno... Daniel, nos quedamos un rato mas, te parece?-Daniel asintio levemente.
-Como usted quiera, joven señor.-dijo Daniel.
-Espero que a la señorita... Alice no le importe. - dije volviendo a ella. Me sente en el sillón donde estube antes. - Le importa? - dije señalando el pastel de manzana, mientras la miraba.

Vi como volvia a entrar en la sala con su mayordomo y solte un suspiro de incomodidad. Se sentó de nuevo en el sillón y me pidió si podia comer mas del pastel de manzana. Asentí.

-Sebastian, cortale el pastel al señor Walker. -dije mientras me acababa de nuevo la taza de té.
-Sí, señorita.-Sebastian cogió el cuchillo y lo corto en cuatro porciones. Cogio el plato y le puso uno. -Aqui tiene, señor Walker.
-Sebastian, te importaria traer el tablero de ajedrez?
Asintió y de un cajón sacó una caja de madera barnizada. La abrió y sacó unas piezas de ajedrez. Las colocó y se retiró.

-Gracias.-miré a Allen.-Espero que no le importe jugar una partida conmigo... Es una especie de costumbre jugar a un juego de mesa con los invitados. -dije con una leve sonrisa.

Espere a que el mayordomo de Alice me sirviera la tarta y cogi el tenedor para empezar a comer. Sin saber porque, Alice pidio que trajero un tablero de ajedrez. Mire como colocaba las piezas y me termine la tarta. Me servi otra y respondi a lo que me dijo Alice.

-Claro, no me importa. Me encanta el ajedrez. - dije entre bocado. - Rara costumbre la suya. - dije con una sonrisa. Deje el plato en la mesa. -Me pido las blancas. - dije señalandolas. - Deduzco que usted seguramente escogeria las negras. Pega con su personalidad.

Sonrei.
-Si, es una manía mia... Muy curiosa. - gire el tablero para cambiar el color. - Buena deducción. Siempre utilizo las negras, no es así, Sebastian? - dije mirandole. - Bueno, las blancas empiezan, así que...- paré para que empezara a mover. Observe algo cansada como se comia el pastel de manzana.

-Quiere que le prepare la cena?

-Si, por favor. Haz lo que te apetezca. Me da igual lo que vayas a cocinar.- dije esperando a Allen aun.

Sebastian se retiro y se fue a la cocina.